Cuando mi vida
lleva banda sonora,
mi alma se desgarra,
disecciona por dentro,
transporta a otro lugar,
a otro tiempo.
Un pie tras otro,
latidos,
respiración,
interconexiones neuronales envueltas
en vidas ajenas.
Te encuentras cara a cara,
te miras
y besas,
abrazas
y lloras,
sonries,
desahogas,
revientas y disfrutas.
Dos vidas se hacen una
en la partitura.
Y piensas en la propia...
atentados emocionales y amor poético.
Raíces pasadas,
un tronco presente
y ramas
que aspiran al cielo, mecidas en sus claves.
Y todo da vueltas
y tiendes
a evaporarte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Uf, me ha encantado el cierre del poema :)
Pero qué bien escribes!!! Me encanta leerte (creo que ya te lo dije como un trillón de veces)
Bxuss gigantes!
Fernando Sukchamroen
ni fá
ni fú
me gustan las cerezas
me gustas tú.
qué bonito, guapísimo... un tronco y ramas que tienden al cielo,así me enseñaron bailar...
Publicar un comentario