Pulgar tenso,
liberado y...
¡Ding!
gira en el aire.
Un cartel, en mis ojos, de
¡SE BUSCA un poco más de suerte!,
cruza la calle Esperanza.
Y vuelta a empezar.
Y acostumbro a vivir en el canto
de una ajada moneda.
Y cuando la tensión cubre todo,
quedo ciego,
¡MALDITA SEA!
Buenos días me intercalan.
Para lo bueno
también hay que estar listo.
Y cuando se da,
deslumbra,
bendita ceguera,
maravilloso desconcierto.
Tan esperado imprevisto... buf...
atonta,
casi no sé por dónde cogerlo.
Y aún así, apetece
volver a tirar la puta moneda.
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