jueves, 8 de enero de 2009

Ayer tarde-noche

Paseaba,
jornada laboral a cuestas,
de mano de parte de mi alma
en la equis del siete
de este nuevo nueve.

Te hacías presente
Eolo, hijo de Hípotes
Anemois en mano
y nuestra cara
lacerada,
se quejaba
y nuestro cuerpo,
entumecido,
resistía.

El uno con pájaros en la cabeza
y mariposas en el estómago.

El otro igualmente amartelado
amando tanto la vida.

Juntos, en pos del vellocino de oro.

Nuestra sangre
corría poco a poco
sabiendo
que luchar
no tenía sentido
ante tí y tus custodiados,
que sólo
un refugio caldeado
podía hacernos respirar hondo.

Hortaleza,
Estambul en la tormenta.

¿Finalmente?
sonido de ruedas
y Quíque González.

Porque ayer
no era día
para estar por la calle sin sentido.

Porque ayer
nos tocó sufrir
un frío de pelotas.

1 comentario:

Javier Das dijo...

"en la equis del siete
de este nuevo nueve."

CABRÓN!! PEDAZO DE VERSOS!!!!

De verdad, tío, noto evolución simplemente desde la semana pasada a esta.. enhorabuena cacho de cabrón..

y gracias, porque yo estaba ahí..

su vieja qué frío..