Paseaba,
jornada laboral a cuestas,
de mano de parte de mi alma
en la equis del siete
de este nuevo nueve.
Te hacías presente
Eolo, hijo de Hípotes
Anemois en mano
y nuestra cara
lacerada,
se quejaba
y nuestro cuerpo,
entumecido,
resistía.
El uno con pájaros en la cabeza
y mariposas en el estómago.
El otro igualmente amartelado
amando tanto la vida.
Juntos, en pos del vellocino de oro.
Nuestra sangre
corría poco a poco
sabiendo
que luchar
no tenía sentido
ante tí y tus custodiados,
que sólo
un refugio caldeado
podía hacernos respirar hondo.
Hortaleza,
Estambul en la tormenta.
¿Finalmente?
sonido de ruedas
y Quíque González.
Porque ayer
no era día
para estar por la calle sin sentido.
Porque ayer
nos tocó sufrir
un frío de pelotas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
"en la equis del siete
de este nuevo nueve."
CABRÓN!! PEDAZO DE VERSOS!!!!
De verdad, tío, noto evolución simplemente desde la semana pasada a esta.. enhorabuena cacho de cabrón..
y gracias, porque yo estaba ahí..
su vieja qué frío..
Publicar un comentario